¿Cuál es el rasgo característico de la vida? ¿Cuándo puede decirse que un pedazo de materia tiene funciones biológicas? El proyecto Hybrida de Amor Muñoz pone a prueba las condiciones de surgimiento de nuevas formas biológicas para pensar “lo vivo” en el presente. Con sus artefactos, la artista conecta una serie de nodos entre la biología, la tecnología y la informática a fin de crear un nuevo tejido fundado en procesos técnicos y vivos interconectados.
La exposición consiste en tres bioesculturas sonoras, dentro de las cuales habita una variedad de organismos (colonias de bacterias y levaduras) y cuya supervivencia provoca un proceso de fermentación constante. Esta actividad metabólica se transforma en datos electrónicos mediante el uso de sensores que, a su vez, se expresan en una ambientación sonora compuesta por sonidos gástricos e intestinales. Se trata de una serie de estímulos auditivos que expresan procesos orgánicos mediados por una sensibilidad técnica.
Las membranas bacterianas al interior de cada estómago de vidrio cuentan con injertos de microchips diseñados para identificación por radiofrecuencia (RFID) que les asignan su identidad digital. La presencia de cada una de estas Hybridas en el espacio de exhibición supone una proyección de lo humano: a partir de su actividad biológica, de los sonidos traducidos por el lenguaje informático y de su presencia y arquitectura corporal, el proyecto evoca un “ente cíborg”. La propuesta delinea un futuro posible que, por lejano que nos parezca, ya existe en potencia entre nosotros.
Amor Muñoz.
Hybrida se exhibió en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC) de Junio a Septiembre de 2021.
Créditos:
- Artista: Amor muñoz
- Ingeniería electrónica: Christopher Galicia
- Diseño sonoro: Rogelio Sosa